domingo, 1 de marzo de 2015

Reediciones de otoño

Leonid Afremov


De vez en cuando se hace necesario
reeditar el alma.
Sacarla a pasear bajo la lluvia,
permitirle meter los pies al agua.
Dejarla extraviarse tras la hoja de otoño
que aspira a mariposa extemporánea.
Regalarle un algodón de azúcar
y treparla al carrusel de alguna plaza.
Darle permiso para irse de farra
y volver embriagada.
Invitarla a mirar la luna llena
de una noche de abril muy despejada.
Ir soltando sus trenzas en la brisa
para que se despeine libertaria.
Recordarle la letra de algún canto
que hace años no cantaba.
Llevarla por la calle de la mano
en sentido contrario a la manada.
Contarle un par de cosas al oído
que la dejen sorprendida y sonrojada.
Exaltarla con algún viejo poema
sobre revoluciones olvidadas.
Convidarla a un concierto a medio día
en la pérgola de alguna banda.
Relatarle una historia divertida
que la haga reír a carcajadas.
Y sentada en la mesa de un café
entregarle unas flores delicadas
mirándola a los ojos, frente a frente
y oyéndola con calma.
De vez en cuando, se hace necesario
reeditar el alma.

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