Romería Vasca
Aurelio Arteta
Óleo sobre lienzo
Museo San Telmo, Guipúzcoa, País Vasco, España.
Háblame
de tu Euskadi con cariño,
de los pinares
de tus montes vascongados,
de los
hayedos cantábricos de otoño,
de los
modernos edificios de Bilbao.
Cuéntame
de tu árbol de Guernica,
de su
diáspora en cientos de retoños.
Dime cómo
en la sierra de Cantabria
se impone
la alta cima del Toloño.
Nárrame
alguna historia sorprendente,
de
pescadores, leñadores y mineros,
de su
carácter tan férreo y resistente
como el
alma de las fábricas de acero.
Cántame
tu Eukal Herria en unos versos,
píntame
un cuadro de los pirineos,
cántame
una canción en un susurro,
como tus
ríos cuando van llegando al Ebro.
Transmíteme energía de la vida
de su naturaleza y de su gente
envíame su fuerza vehemente
en los vientos peinados por
Chillida.
Dibuja tras
los campos de Goierri,
la maciza
estructura del Aizkorri,
destacando
en el cielo transparente,
la
magnífica blancura del Aitxuri.
Dame el zortziko
emocionado de un dantzari
en compases de txistu y
tamboriles,
y las palabras más dulces y
gentiles
en las rimas de un vasco bertsolari.
Dame la calma de los llanos
alaveses
y la alegría de sus miles de
colores,
y para el miedo que me embarga
algunas veces,
la luz potente de un brillante eguzkilore.
Suéltame
una paloma mensajera
desde el
rojo tejado de un baserri.
Haz que
traiga muy lejos a mi tierra,
unos
versos escritos en euskera.
Y desde algún acantilado viscaíno
o desde el puente colgante de
Bizkaia
lanza un agur, que llegue a mi destino,
para que me acompañe donde vaya.
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